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El diseño de una pagina web no es fácil, cualquiera es capaz de «hacer» una página web, pero el criterio, experiencia, conocimientos y habilidades dentro de un internet cada día mas exigente se convierte en un factor decisivo para ser ganadores.

Tú sabes lo que quieres pero desconoces cómo transmitirlo a una tercera persona, a la hora de trasladarlo a un diseñador web esto se convierte en tarea compleja.

En diseño web el diálogo entre un buen profesional y su cliente debe ser permanente, no dando por sentado nada de nada. Antes de iniciar un proyecto hay que establecer una comunicación sincera y completa entre una parte y otra. Si hay mala o nula comunicación y la retroalimentación no funciona en ningún sentido o dirección, la website resultante puede aparentar ser muy bella o atractiva pero no estar indicada para resolver las necesidades de una empresa o profesional autónomo.

Son tantos los aspectos que hay que cuidar que el trabajo preliminar antes de ponerse el mono de trabajo son muchos y variados. Los consejos que vienen a continuación sirven también para toda aquella persona que quiera convertirse en diseñador de sí mismo, de su web profesional o de su blog personal.

Hacerme mi propia página web

Hay mucha gente que se guisa y se lo come a su manera, como Juan Palomo, y si lo tiene claro y alberga conocimientos suficientes, nada que objetar al respecto, adelante sin miedos, hazte tu propia web si tienes tiempo, habilidades e interés en explorar un nuevo mundo mas complejo cada día.

Sin embargo, no está de más echar una ojeada rápida al menos a lo que a continuación se dice. Todos tenemos lagunas que rellenar con más estudio y mucha reflexión , porque los resultados en la mayoría de ocasiones te están gritando: «Deberías haber contratado a un profesional en esto…».

 

Quiero una buena web que me venda bien

El buen diseño web exige dominar estrategias técnicas muy sofisticadas además de una empatía activa con el cliente de turno, que a veces sabe lo que quiere y necesita y lo expresa a las mil maravillas y en otras ocasiones aun sabiendo lo que desea no sabe cómo expresarlo correctamente. Hay un tercer grupo que tiene la mente en blanco o bloqueada, solo sabe que no sabe nada, a lo Sócrates, y busca soluciones factibles y económicas entre los buenos profesionales del diseño web que trabajan en España.

Por tanto, el primer consejo es hablar hasta que las cosas queden meridianamente claras. Hablar de todo; de todo y al detalle, no pasando a velocidad de vértigo por un diálogo ficticio donde las palabras se las lleva el viento con una facilidad pasmosa.

Un buen profesional jamás convierte una comunicación valiosa con su cliente en mera retórica de tecnicismos incomprensibles, palabras huecas y conceptos vacíos.

Clientes web: ¡Di no a los cantamañanas y a los gurús banales de labia facilona e imagen estrafalaria!

Diseñadores web: Retén esta recomendación gratuita, escucha a tu cliente e invierte tiempo en ello. Un buen cimiento comunicativo repercute positivamente en todo proceso creativo de diseño web.

LO MÁS IMPORTANTE: NO contratar a cualquiera por que te caiga bien o te parezca que habla muy técnicamente, ni porque haga postureo profesional con su curriculum. Hay una serie de estafadores en est sector que desaparecen con el dinero aportado.

EXIGETE SIEMPRE SEGURIDAD Y CONFIANZA EN EL DISEÑADOR AL QUE CONTRATES: SI NO TIENES DONDE RECLAMAR TU DINERO PUEDE VOLAR.

Vista web panorámica y todas las perspectivas a mano.

Hasta la empresa menos estructurada es una realidad compleja. Por ello resulta imprescindible conocer esa realidad desde una óptica muy general y entrando en sus pormenores más recónditos. Dejemos el precio de una pagina web para otro momento ahora centremonos en detalles importantes.

Es la técnida fílmica por excelencia. El plano panorámico nos ofrece un contexto general de dónde se mueve la empresa (o servicio profesional independiente) y los planos medios y primeros planos nos permiten conocer y ahondar en su alma interna.

Cuantas más puntos de vista describan un objeto de estudio (empresa, persona, institución, sector de actividad, ONG, asociación, etc), más grande será la capacidad de un buen profesional para conocer la idiosincrasia y particularidades individuales de ese ser (persona física o jurídica) y de la web que debe representar con la mayor fidelidad posible a su cliente.

Este proceso es dinámico.

Hay que saber escuchar pero también saber usar técnicas de indagación directas e indirectas para hacer hablar al cliente y a las informaciones agregadas que se vayan descubriendo en documentos anexos y procedimientos en paralelo de toma de datos preliminares.

 

Diseños flexibles son más adaptables a situaciones imprevistas.

No hay diseño que no envejezca. Sin embargo, los diseños web rígidos y muy centrados en conseguir metas muy concretas tienen los días contados.

Es necesario pensar en estructuras de diseño multifuncionales. Nadie sabe si a través de una web hay que llegar a targets distintos al inicial; si habrá que operar en mercados diferentes; incluso si el objeto fundacional se modifica pero la marca se mantiene.

Las vicisitudes de una empresa cualquiera está sujetas a imprevistos de naturaleza muy diversa. Además, hay empresarios y profesionales que ya ven con mucha anticipación el futuro más allá de lo inmediato.

Si ha sabido trasladar esas ideas al diseñador su web estará bien preparado para soportar y adaptarse convenientemente a eventualidades radicales o cambios drásticos.

En ocasiones, esos nuevos contextos son previsibles, en otras son situaciones que ni por asomo se habían contemplado en el peor de los escenarios previstos. Regla de oro: elaborar diseños webs flexibles y adaptables a diferentes contextos.

 

En diseño web lo bello y lo eficaz no siempre casan bien.

Solo un estúpido se deja cegar por una sola perspectiva, un mal diseñador solamente prima el diseño, la belleza, por encima de la funcionalidad. El balance es el summum de un buen profesional.

Tomar decisiones exige definirse y elegir la opción más rentable para nuestros intereses. Una empresa debe saber  a ciencia cierta donde residen sus puntos vulnerables y en qué lugar se alojan sus ventajas competitivas. No hay una empresa perfecta ni ideal, todas entran dentro de lo contingente o posible.

Si un diseñador web entiende al dedillo la filosofía de su cliente deberá saber qué tipo de solución es la más adecuada para él (su cliente, obviamente). Para ello deberá establecer un equilibrio real entre lo bonito y lo eficiente.

De ese diálogo silencioso deberá nacer la web que realmente precisa el cliente. Y esa website tendrá que dar respuesta a los retos a los que se enfrenta la empresa o el profesional autónomo: bellas soluciones sin anclaje en la realidad son pan para hoy y hambre para mañana.

 

En dos palabras: im-presionante.

Vamos a recapitular un poco lo dicho hasta aquí. El diálogo entre profesional del diseño web y una empresa debe ser capaz de resumirlo el cliente, que es el que sabe de primera mano sus propias necesidades, al estilo torero y peculiar de Jesulín de Ubrique, en solo dos palabras: im-presionante.

Palabras simples, que broten con espontaneidad y sean altamente expresivas: mi empresa es seria e internacional; vendemos lujo y elegancia; mi producto es único y sugerente; doy un servicio personalizado y de calidad, etc.

Esas ideas-fuerza deberá recogerlas en toda su extensión un diseño que web que busque la eficiencia y la rentabilidad como objetivos últimos de su estrategia creativa.

 

Eliminar obstáculos, despejar incertidumbres, ofrecer soluciones.

Después del refrigerio que nos hemos tomado en el apartado precedente, volvemos a la tostada que no ocupa y preocupa. Una web nace por algo, surge para resolver casos prácticos en la vida comercial de una empresa o de un autónomo independiente.

Por ello, resulta fundamental centrar los esfuerzos en diseñar sabiendo cuál es la meta última: dar soluciones a los requerimientos y necesidades del cliente, de tu cliente, de ti mismo. Y las soluciones precisan de remover los obstáculos o inercias que lastran el buen funcionamiento de una empresa despejando a la vez las incertidumbres de futuro que todo proyecto novedoso trae consigo.

De verdad, si alguien cree que diseñar una página web es una mera cuestión estética o funcional, elegir plantillas, subir imágenes cuquis, buscar un hosting adecuado y lavarse las manos después de tomarse las cañitas de rigor con el cliente, sentimos decírselo pero está en un craso error.

Los profesionales que se involucran con su cliente de modo auténtico deben pensar cada paso que dan al milímetro. Navegad por internet y veréis que bellísimas y artísticas chapuzas atraen con furor a primera vista y son abandonadas en el minuto siguiente. Las estadísticas de rastreo no mienten.

Diseñar una web con cabeza requiere mucha paciencia y elevados conocimientos de muy diversas disciplinas. Y un sexto sentido que da ese plus creativo a los buenos diseñadores.

 

¿Qué opinarán los usuarios y consumidores?

Como en otras facetas de la vida, hay que mirarse el ombligo solo un ratito. Tu web únicamente será capaz de resolver tus problemas (o los de tus clientes) si resuelve los de tu target o público-objetivo. Además de conocer los gustos y manías de tu target sería muy recomendable que antes de dar carpetazo a la web definitiva preguntes al público qué les parece la nueva web.

Realiza tests y sondeos online para pulsar su opinión. No te saltes la fase beta: en ella todavía es posible subsanar graves errores o modificar detalles vitales de la website a punto de ver la luz.

No escatimes estudios que mejoren sustancialmente el diseño de tu web. Lo que hoy racaneas en inversión lo pagarás mañana sin ir más lejos en menor volumen de ingresos.

Si tu web despierta pasiones positivas, estarás en el buen camino; caso contrario, rectifica. Aún estarías a tiempo. En todo momento debes recabar opiniones sobre ti, tu empresa o tu cliente: las buenas y las malas, sin prejuicios. Mantén la calma (tú como diseñador amateur o en el rol de empresa cliente): nadie es perfecto.

 

Hazte preguntas sin parar y no ahogues las dudas en la indiferencia.

Todo proyecto humano pasa siempre por diferentes etapas desde su inicio a su conclusión. Da la sensación de que las primeras etapas están hechas para hacerse preguntas, a medio camino está indicado hallar respuestas a las dudas planteadas y la tercera fase de cierre es aquella en la que la teoría se consuma en la práctica o a través de aplicaciones técnicas ad hoc.

Es una secuencia de apariencia lógica intachable pero lo ideal de la muerte es hacerse preguntas constantemente y dar cauce a las dudas sin restricciones. No inaugurar ningún proyecto antes de su finalización o lo que es más gráfico y coloquial no vender el oso antes de haberlo cazado.

Las preguntas son el método idóneo para mejorar creativamente tanto a escala individual colectiva. Un profesional o empresa que se hacen escasas preguntas se quedarán atrasados o desfasados en muy poco tiempo.

Claro está que hablamos de dudas que incitan a la superación y a la acción no las dudas que invitan a dejarse llevar hacia ninguna parte. Cada género de duda tiene su misterio, unas paran en seco el progreso y otras son un acicate para comerse el mundo de un bocado.

 

El target es voluble e inestable.

Es un concepto clásico de toda estrategia de marketing, el target o público-objetivo. Que no lo olvide nadie, un diseño web sin una buena estrategia de marketing puede resultar un diseño que flojee a muy corto plazo. Saber a quienes nos dirigimos es primordial.

Eso sí, el target jamás es una entidad redonda y acabada con un valor numérico estable o determinado de por vida. Una buena política de marketing debe incluir como incógnita un target voluble y caprichoso.

Por eso, el público-objetivo cabría dividirlo en cinco capítulos, categorías o etiquetas interdependientes: target principal, target cautivo, target segmentado, target potencial y target de crecimiento hipotético.

Un análisis certero de esa miscelánea tan heterogénea de públicos permitirá a tu cliente (a ti mismo si eres empresa o profesional) y al diseñador web ajustar la página a los gustos de un target altamente cambiante o más o menos estable en sus preferencias. Igualmente sería posible adelantarse a mercados emergentes con una web de contenidos flexibles y formas moldeables a distintos contextos y necesidades.

 

Aprender de los mejores.

Imitar está en nuestro código genético. Imitar algo o inspirarse en una idea, que no copiar salvajamente, incluso con nocturnidad y alevosía. Hay que conocer a la competencia, sus puntos fuertes y sus flaquezas, aprendiendo simultáneamente de sus éxitos y de sus errores. Todo lo que hacen tus competidores (o los de tu cliente) debe ser objeto de evaluación y análisis por tu parte.

En el campo de batalla comercial no todo vale pero todo dato tiene un valor incalculable. Todo es significativo si sabemos interpretarlo debidamente

Si somos capaces de relacionar las ingentes variables que concurren en un mercado competitivo estaremos mejor situados para alcanzar los objetivos propuestos. Un diseño web eficiente también pasa por comparar cuales son los usos y costumbres de la competencia: no debemos rechazar lo que funciona por principios mal entendidos ni buscar la originalidad en todo cueste lo que cueste.

 

Resumiendo, para tu diseño web…

El diseño web profesional no puede dejar que ningún imprevisto o factor no analizado exhaustivamente arruine un proyecto viable a primera vista.

Es fundamental un diálogo fluido y constante entre diseñador y cliente.

No debemos cerrar el grifo creativo de las preguntas y las dudas razonables nunca jamás.

No pensar que el diseño de una web en condiciones es una construcción ligera y facilona de copiar, pegar y voilà. No. Una web bien diseñada lleva cientos de horas de trabajo para atracar en puerto seguro.

Sírvete tu mismo de este extenso menú. Si quieres ayuda: ideaWeb. Para eso estamos: Web, diseño gráfico, SEO y Marketing online

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